Las personas con enfermedad mental
son un colectivo, en riesgo de padecer violencia, portadoras de especial
vulnerabilidad y falta de capacidad para defenderse. A este colectivo, con
frecuencia, se les ha atribuido el perfil más de agresores que de victimas, sufriendo tanto
la estigmatización, como la invisibilidad social. Así como mayor riesgo
de ser maltratadas.
Se pretende
realizar un trabajo de diagnostico
social, entendido este como aquel proceso de medición e interpretación
que ayuda a identificar situaciones sociales y
problemas que favorezcan la comprensión de las circunstancias sociales.
La
necesidad de entender y atender los
factores socio familiares que están afectando a las personas con enfermedad
mental, se convierte en garantizar la calidad de vida de estas personas y
también favorecer su estabilidad y buen
curso clínico.
Los
enfermos mentales tienen secuencias
negativas de desventaja social,
aislamiento, rechazo, problemas de
alojamiento, tensión y sobrecarga
familiar. Así como situaciones de maltrato y violencia, en las que con
frecuencia se ven expuestas.
Los agentes
biopsicosociales, a menudo tratan de comprender y disculpar los actos violentos hacia las
personas con enfermedad mental como respuesta
a las dificultades, que convivir
con las personas con enfermedad mental, genera en la familia. Pudiendo incurrir en una
peligrosa complicidad con el agresor.
La situación
de maltrato puede provocar daños físicos y psíquicos, a los incapacitados para
defenderse.
El nivel de
tolerancia y violencia de la sociedad en general y de los agentes biopsicosociales
en particular, pueden dificultar la detección de malos tratos hacia personas
con enfermedad mental.
Aut@r:
Justo Pérez y Pilar Jiménez.